domingo, 30 de noviembre de 2014

Capítulo V: Mi Fénix

Fénix: Ave fabulosa, semejante a un águila, que según los antiguos era única en su especie, perecía quemándose y renacía de sus propias cenizas

Estuve preparando metal y físicamente para tratar de escribir éste capítulo. Quería dedicarle cada detalle para que fuera perfecto. Todavía me cuesta un poco empezar, porque parte de ésto va a cambiar y, en su defecto, a terminar. No quiero volver ésto una carta de despedida, pero tampoco un recordatorio de momentos felices. Solamente quiero escribir para no olvidar.

No sé por donde empezar, creo que por el principio sería una buena opción. Es alguien a quién nunca creí tener la suerte de conocer, tan radiante y fuerte, inteligente. Es capaz de saber lo que pienso, estando ahí cada vez que lo necesito. Dándome su apoyo y opinión sincera, creyendo en mí cuando muchos no lo hicieron. Somos demasiado diferentes en varias cosas. Aún así siempre hubo una oportunidad para un nuevo comienzo. Miles de sonrisas que terminaron en lágrimas me demostraron lo importante que es para mí. 
Hubo un tiempo en el que, sin quererlo, se había convertido en un vicio. Los capítulos se habían entrelazado y la historia entró en conflicto. Había desarrollado fuertes sentimientos que iban más allá de la relación que teníamos. Me había enamorado y no podía disimularlo. Tras las mentiras, todo terminó cayendo al vacío. No pude soportarlo, empecé a estar mal. Había perdido su confianza, al igual que el derecho de simplemente mirarle la cara. Nació en mi, el sentimiento de haber perdido a mi fénix. Con tan solo observar, podía sentir su personalidad, tan fuerte que ardía en llamas. Se podía ver su autenticidad, en todos sus aspectos. Lograba cada tanto escuchar el sonido de su voz que me dejaba helada, mirando como se le iluminaba la cara, al igual que su sonrisa radiante .
Había dejado que se escapara, que se incendiara. Había muerto sus cenizas . Ahora estaba sola. Cada tanto me escondía, solamente para ver de re ojo su mirada con ojos esmeralda. Veía fuego en sus cristales, algo que muchos no tenían la suerte de valorar. Su esencia, más que anda, no se alteraba por ningún factor. 
Seguía igual que siempre, aunque yo solo la veía así: como un fénix que ardía en llamas pero ya no podía existir en mi mundo.
Los tiempos cambiaron y, gracias a un pequeño detalle, permitió un nuevo comienzo, esa pequeña llama que hizo que lo que era cenizas, se volviera luz. 
Es el día de hoy que, a pesar de que cambiamos mucho, sigue siendo igual de importante. Tanto que la mayoría de las veces no puede resumirse en pocas palabras. Es mi familia. Hoy ella toma un nuevo rumbo y yo todavía tengo que terminar de forjar mi camino. NO sé que nos depare el año entrante, ya que muchas cosas van a cambiar. Nos tengo, todavía, una chispa de fé. Se que nuestra relación, ésta hermandad que empezó como una simple amistad, todavía no tiene su fecha de vencimiento. Esa pequeña luz que hizo que el fénix volviera a resurgir, va a permitir que siempre tengamos una razón para seguir adelante.

¡Te amo y siempre vas a ser mi familia!


"Es como si fueses mi espejo
Mi espejo siempre observándome
No podría convertirme en alguien mejor
Sin alguien más a mi lado
Y ahora, está claro al igual que esta promesa:
Que hacemos de dos reflejos, uno solo.
Porque es como si fueras mi espejo

Mi espejo siempre observándome, observándome"

Mirrors- Justin Timberlake

viernes, 14 de noviembre de 2014

Capítulo IV: Alay

Alay es un nombre de niña de origen vasco que significa: “alegría”.

Me es muy complejo de explicar como llegó ese nombre a mi vida. Solo conocía su significado de una serie para adolescentes que solía ver. La hija de la jefa de ministros se llamaba "Alay", un nombre extraño para una niña rica. 
Yo tenía 9 años cuando tomé la decisión de cambiar un skate por una guitarra. Mi abuelo fue mi guía y hasta hoy no me arrepiento de haberlo hecho. Muchos sentimientos se desataron desde ese entonces. Hoy, 8 años después, no es solo un nombre para mí. Esta es la historia de mi Alay. 

No sé como describir la situación, fue solo un papel en blanco. Todo comenzó hace 4 veranos. Estaba sola, era ese momento en el que no tenía amigos. Tal vez nunca los tuve. Eso pensaba la mente alborotada de una chica de 12 años. En mi cabeza vivía mi propio mundo. En ese momento, estaba lleno de sirenas en un mar azul, que tenían poderes mágicos y lo único que las hacia feliz era nadar como delfines a kilómetros al infinito. Yo quería ser como ellas, pero mis esperanzas eran nulas. Toda esa magia que quería imitar, por mucho tiempo quedó dentro de mí. 
Tenía a una pequeña y fiel compañera, Hallie. Su nombre fue en honor a las gemelas de una película de Disney que eran iguales pero al mismo tiempo muy distintas.  Era una guitarra criolla a la cual no hacía falta hablarle, solamente acariciar sus cuerdas para no sentirme sola. Gracias a ella, un día, pude encontrar un lugar al donde pertenecía. 
A los 12 años empecé a escribir canciones, casi todas tenían la misma temática: mis amigos. Podían ser para regalo, o la mayoría de las veces se repetían frases como "Que haría sin mis amigos". Yo las presumía porque pensaba que eran geniales, mientras todos se reían de mi a mis espaldas. Cada día entendía que, si quería que algo me salga bien, no se lo tenía que decir a nadie. Todo me llenaba de inseguridad. Nada lograba controlarme, solamente Hallie. Ella tenía una gemela, Annie, en honor al otro personaje de la película. Mi hermana Ludmila no apreciaba tanto la música como yo, así que me adueñé de ambas y empecé a construir y componer mis letras. 
Eran mis bebés, mis diarios personales estaban llenos de ellas. Pero solamente narraban mis deseos de tener amigos. 
Tengo una teoría, el primer sentimiento que aparezca al tocar una guitarra con primera vez, ese seria el nombre perfecto. Así apareció Alay, pero fue diferente. Yo tenía una mejor amiga, Jimena, que se estaba por cambiar de colegio. Fue la primera gran pérdida que tuve que sufrir. El último día que estuvimos juntas, llevé a Hallie a su casa y le dediqué una canción. Fue la primera vez que cantar con Hallie me dolió tanto como aquella vez. Tratamos de seguir la relación a pesar de que no nos veíamos mucho. No pude soportarlo. Estábamos a 10 minutos de diferencia en auto y no hablábamos ni nos veíamos nunca. El dolor era muy grande y terminó por morir nuestra amistad. Dejé a Hallie por un tiempo, porque el sabor amargo de recordar aquel día no me hacía querer cantar nunca más. 

En la navidad del 2011, mi padre me preguntó que quería de regalo y no supe que decirle. Cuando se hicieron las 12, una guitarra apareció abajo del árbol. Una hermosa guitarra acústica color madera natural. Mi padre me había regalado un nuevo comienzo y una razón para no dejar lo que amaba. Cuando llegué a mi casa, me encerré en el comedor a tratar de volver a tocar. Miles de canciones me vinieron a la mente, pero solamente una quise tocar: la suya. 
Era una mala idea, pero a la vez quería hacerlo. No pude. Lloré toda aquella madrugada de navidad. De la nada, entre llantos y papeles, me surgió la inspiración para componer una canción. Nunca le puse un título, hasta hoy en día me recuerdo escribiendo el estribillo. Es algo que no pude superar. Su recuerdo no se iba
Un año después, decidí finalmente bautizar a mi nueva guitarra como "Alay". Ella es una nueva alegría que encontré, una razón para superar mi pasado pero siempre teniendo presente lo que fui.

Jimena, quiero decirte que te amo, donde quiera que estés. ¡Gracias por esta nueva vida, amiga!

"A veces no sé donde puedo encajar
me siento invisible desde que vos no estás.
Te veo tan feliz ahora con tu nueva vida
pero extraño demasiado ser tu mejor amiga"

Jimena - Carlyuxx

jueves, 6 de noviembre de 2014

Capítulo III: Todo Termina en Vos

16 de Septiembre de 2014. La "Última carta"

Vivir el presente... una gran aventura. Esto lo escuché en una película que tenía nombre raro. Se me fue olvidando con el pasar de los años. No sé por qué cada vez que necesito escribir, escucho música. Creo que me expreso mejor tratando de simular que vivo la historia de las canciones. Casualmente, todas me hacen acordar a vos.
Es muy loco que siempre trate de escribir y termine hablando de vos. Nunca me había pasado. El experimento místico por tratar de superarte, no está dando resultado. Todo empieza siempre con el método de superación, con decir "ya fue", con tomar distancia. Todo se arruina cuando vuelvo a hablarte, cuando me decís algo lindo. Cuando me demostrás que me queres. No puedo explicarlo, es inevitable: siempre estás en mi cabeza.
Creí que te había superado, que ya no me afectabas para nada en mi vida. Lamento que no sea así. Busqué mil formas pero... ¿Cómo tratar de poner un la careta a mi corazón para pretender olvidar?. Puede que no lo demuestre, que a veces no preste mucha atención a tus cosas y me haga la desinteresada. No es porque no me intereses, sino porque ya no tengo maneras posibles de evitar caer de nuevo. Con ésto me refiero a hacer o decir algo que nos haga alejarnos de nuevo. Eso es lo último que quisiera.
Ahora estoy con alguien que me hace bien, que me cuida y escucha. Es lo que estuve buscando hace tiempo y al fin lo encontré. Estando con él, no te pienso. Antes lo hacía, pero ya no. Lo vi como una señal y me dije a mi misma "al fin". Me sentía bien hasta que me di cuenta (en realidad sabia) que había algo tuyo en mi. Esa pequeña cosa que siempre te hace estar presente. Créeme que todavía estoy tratando de descubrir que es.
Ésta es la séptima vez que me propongo a mi misma que va a ser la última carta para vos. Vamos a ver si no es otra mentira sumada a la lista.
Últimamente me está costando bastante escribir y no me quiero basar en una estúpida anécdota como hago siempre. A las pocas personas que saben lo que realmente siento en éste momento, me costó decirles que ya te "había superado". No me creyeron, en primer lugar. En segundo, se me notaba en la cara. No podía evitar sonreír cuando te veía. Y en tercero, era imposible reprimir sentimientos de dos años que estuvieron por encima de todo y de todos y nunca me hicieron bajar los brazos.
Tienen razón, siguen ahí. No sé si de la misma forma, pero siguen ahí. A veces trato de disimularlo. Otras, me agarra muchísima bronca algunas de tus actitudes. Vale aclarar que mi bronca, odio y enojo duran lo mismo que tardo en contestar a la pregunta "¿Que es para vos?".
Es alguien a quien nunca creí conocer. Veía de lejos como era, nunca se me despertó la curiosidad por acercarme. Al principio, pensaba que nuestra relación no iba a pasar los dos meses. Resultó ser que, a pasaron más de dos años. Es alguien que parece igual a las demás personas pero tiene algo que ellos no tienen: la facilidad de saber lo que pienso. Me conoce muy bien, puede interpretar lo que siento con una mirada. Agradezco que no se de cuenta lo que me pasa cuando miro sus ojos... sus hermosos ojos verdes. Esos que brillan cuando se ríe. Esa sonrisa que se contagia. Es para mi alguien que no se va de la nada para siempre. Aunque nos alejamos, siempre su recuerdo invadió mi mente esperando para el momento de volver. Me mantuvo en pie y con la guardia en alto, hasta que una señal hizo que todo volviera. Creo que sin eso, hoy seguiría llorando en los rincones de mi casa, lamentándome. Es una persona a la cual puedo acudir cuando neceaito oir una opinión sincera y no lo que todos quieren hacerme creer. Nunca me juzga y se que siempre voy a poder contarle todo. Es esa persona por la que siempre quiero saber como esta y que me hace mucho mal no saber que decir cuando sus ojos lloran. Es para mi como un miembro de mi familia. Nos separan dos años de diferencia de edad y... vivo con el miedo de que todo se pierda al finalizar éste año. No quiero tener que aceptarlo. Es alguien por la cual siempre puedo cambiar mi humor. Es para mi, un factor que me hizo tener ganas de volver a vivir. 
Ya de tantas veces que me la hice a mi misma, aprendí a resumirlo en una sola frase: Es todo para mí.
Perdón por no superarte. Lo siento

Capítulo II: Mariposas

Mariposas: Insecto lepidóptero en estado adulto o perfecto; tiene cuerpo alargado, con cuatro grandes alas y de colores generalmente muy vistosos producidos por unas escamillas o polvillos que las cubre. 

Según La Teoría del Caos: "El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo" (proverbio chino) o "el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo" así como también "El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo". Es muy curioso como asocié todo a una mariposa. Pero me basé en una historia que me contó alguien a quién yo qu(iero)ería mucho en su momento. Ella había pasado por lo mismo que yo pasé, pero de manera diferente.
Todo empezó hace un invierno atrás. Tenia catorce años. Era el año más importante de mi vida. Yo estaba pasando por mi último año de secundaria inferior. El año próximo cambiarían las cosas y sería todo diferente. Tenía dos grandes eventos en ese año: mi fiesta de quince y el campamento de Córdoba. Todo giraba en torno a mi fiesta de quince. Mi vieja estaba histérica, emocionada, insoportable, no hablaba de otra cosa. Todo tenia como justificativo directo "Porque para tus quince tiene que ser así".
Para ese entonces, todo lo que tenía que ver o abocaba directamente a ese tema me sacaba de las casillas. Simplemente porque todo llevaba a discusiones con mi mamá. Mi humor era inestable, sumado a las desconformidades conmigo misma. Mi cabeza tenía un conflicto interno que no me dejaba seguir, ya que todo era reemplazado por el dolor que sentía. En el 2013 todo se desgastaba para mi; se acababa o tenía un remate horrible.
Aparecíeron las tardes de penumbra y las noches de insomnio. Fue allí donde aparecieron las mariposas.
Estaba lloviendo y se aproximaba el gran día en tan solo dos meses. Uno de los grandes platos de la noche iba a ser el show que daríamos con mis hermanas. Claro que, el proceso pre fiesta terminaba siempre con peleas. Si no era por el volumen, era por las voces o porque ninguna se gastaba en mejorar. Por la mala onda o porque no respetaban los momentos de las otras. Por supuesto que para mis padres, la raíz de los problemas era yo. Como siempre. Nada fue peor que esa noche. Estaba tan cansada que me criticasen como era que me la había agarrado con mi profesor de guitarra. Lo que fue irrespetuoso y no merecido hacia él. No tenía la culpa de todo lo que me estaba pasando. Todo termino mal cuando el ensayo terminó.
Me había ganado las mil y un trompadas de mi viejo. Fue peor de lo que imaginé. El estaba furioso, decepcionado, cansado de mí. No puedo describir lo que sentía. No sabía que hacer. El empezó a golpearme. Sinceramente lo merecía. En mi cabeza solamente escuchaba las voces de mi padre que me decían "Ya no sé que hacer con vos" y "Te voy a matar". Terminé en el piso, dolida. Mi viejo agarró el auto y se fue. El resto de mi familia estaba arriba en la cocina. Yo seguía tirada en el piso del play room. Estuve quince minutos sin moverme, escuchando los comentarios de mi vieja y los de mi abuela. A nadie le importó mi estado en ese momento. Me digné a levantarme y a tratar de poner las cosas en su lugar. Mis piernas estaban dormidas por los golpes y mi cara estaba roja por llorar. Todo iba de mal en peor. Acomodando, encontré vidrios rotos debajo de mi guitarra que se había caído. No quería sentir más nada que no fuese el dolor de mis actos. No quería ser más nada. Accidentalmente, me corté con el vidrio y lo dejé caer. Miles de veces había escuchado de personas que se auto-flagelaban para no sentir culpa y auto-castigarse. Esa noche fue mi turno. Sentía miedo, pero aún así lo hice. Mis muñecas dejaron ver mi sangre. No me alcanzó con solamente una cortada pequeña. Cada vez se hizo más grande. Empezó a arder, pero no podía detenerme. Al final terminé tendida en el suelo, con vidrios rotos junto a mi, sangre en mis muñecas y mi cara toda roja. Estaba acabada.
Eran las once y mi viejo no venía. Por primera vez tuve que acudir al método de las pulseras. Si no se veía, no existía.
Pasaron dos días y era como si nada hubiese pasado. Excepto por un pequeño detalle: yo seguía con pulseras o muñequeras. Todo el tiempo sentía la presión o los raspones de las marcas y las lastimaduras. Estaba hecha pedazos. Para mi suerte, no duró mucho mi engaño. Una noche mis hermanas descubrieron mis marcas. A primera instancia, su reacción fue curiosidad por saber que tan lejos podía haber llegado. A segunda mirada, no lo podían creer. Finalmente solamente se me rieron en la cara, sin pedirme una explicación. SI, eso que estoy diciendo es la importancia que me dieron mis dos hermanas. Una noche Ludmila se sentó en mi cama a hablar conmigo, pero fue la única vez que me quiso escuchar.
Seguí ocultándome por casi dos años. Hubo períodos en los que trataba de calmarme, pero volvía a caer. Personas en las que confiaba me obligaban a detenerme porque no soportaban verme así. Hice promesas que terminé rompiendo, lo cuál me significó que se alejaran de mí. Quedan pocos de ellos hoy en mi vida. Soy de forzar mucho a que las cosas pasen y, cuando lo hacen, terminan mal. Mi signo indica lo planificadora que soy para que todo salga perfecto. A veces me pregunto "¿Que significa ser "Perfecto"?"

Volviendo atrás, un acto tan simple puede resultar un momento pequeño, pero perfecto. Me lo enseñó una persona muy especial. Según el método al cuál hace referencia éste título, consiste en pensar en las personas que te importan para lograr estar bien por uno mismo. "Dibuja una mariposa en alguna parte de tu cuerpo. Colocale en nombre de algo o alguien que sea importante para vos pero no se lo digas a nadie. La mariposa permanece en nosotros aunque no sea visible. Si te cortas, la mariposa muere. Al igual que ella, la persona por la cual  le pusiste su nombre. Vos elegís". 
No voy a decir que muchas mariposas hayan sobrevivido. Pero, aún así, nunca quise bautizar a ninguna con un nombre específico por miedo a que se vaya para siempre. Casualmente, hoy ya no necesito las mariposas... hasta ahora ella es mi mariposa. 

"No se que quiero, así que no me preguntes
Porque todavía estoy intentando entenderlo.
No conozco ésta calle, solo camino
Intentando ver a través de la lluvia caer
Incluso pensando que no soy la única que se siente así [...]
Solamente soy una chica, 
buscando mi lugar en éste mundo"

A place in this world, Taylor Swift

Capítulo I: Vicios

Vicio: Cosa a la que es fácil aficionarse. Hábito de obrar mal.
El vicio, por más inofensivo que sea, siempre lleva a tener una mala experiencia. En cuanto a la mía, no fue muy buena del todo. Por empezar, mi vicio principal es la música. gracias a ella volví a vivir, a aceptar lo que es ser diferente y pensar diferente. A no seguir la corriente y gritar lo que YO quiero decir. Para mí, la música libera almas y la mía estuvo presa mucho tiempo. Mis vicios me llevaron a encerrarme y a apartarme, convirtiéndome en un monstruo. Alguien, quien hasta el día de hoy, me da vergüenza  recordar.
Todo empezó cuando tenía trece años. Estaba empezando a probar cosas nuevas, lo que mi círculo escolar me pedía para no dejarme fuera. Era solo una chica queriendo encajar. A eso se le sumaba un agujero negro, lleno de problemas, discusiones y ataques de ira. Llegaba mi casa y me encerraba. No hablaba con mis padres ni con mis hermanos. Usualmente bajaba a cenar y ese era el único momento en el que veían mi rostro. Era periódico, ya que en una determinada cantidad de días mi humor parecía normal. Mis padres no lo notaban porque yo mostraba siempre un humor tranquilo, me iba bien en el colegio y me veían que estaba mucho tiempo con mi guitarra. Ellos no se veían lo que escondían mis ojos.
Una noche, desperté y me miré al espejo. Estaba sola. Todos en mi casa dormían. Me encontraba en el baño, frente al espejo. Callada, mirándome, en un encuentro conmigo misma. Veía cara parte de mi cuerpo y me causaba repulsión, sentía odio hacia mí.
Me senté en el suelo un momento. Estaba la radio prendida y recordé que había un cd que me gustaba escuchar cuando estaba triste. Fui a buscarlo al cajón del mueble. En ésa época, mi viejo era fumador y siempre dejaba sus cigarrillos en ese mueble par afumarse un pucho antes de dormir. Tomé el paquete, solo por curiosidad, y por un momento pensé que estaba vacío. Cuando lo voy a tirar a la basura, todavía quedaba un pucho adentro. Creo que mi viejo no se habría dado cuenta o había hecho alguno de sus grandes actos de  vagancia y, en vez de tirarlo, lo habría guardado. Yo no hice lo mismo que él. Agarré el pucho que se encontraba en el paquete y, con los Guns and Roses sonando de fondo a las  2 a.m, lo encendí. Mientras escuchaba la música, observaba como el humo salía de mi boca. Yo aspiraba el humo, no pensaba en nada más. Buscaba de darle una forma a aquella nébula, como si fuera un hechizo Patronus. Se consumía y el cd se terminaba. Las cenizas eran esparcidas en el cenicero.  No deje rastro de lo que había hecho. Subí las escaleras y me fui a dormir.
A la noche siguiente, me quedé mirando una película de tras noche. Estaba sola y quise tratar de componer algo con la guitarra. Buscaba una explicación para lo que había hecho la noche anterior. Fui a verme al espejo. Cerré los ojos un momento y solo se escuchaba el ruido de la tele. Cuando los abrí, me encontré conmigo misma frente a mi, en el espejo. Sentí esa misma repulsión que había sentido la noche anterior y de la cual me había olvidado con los cigarrillos. No quería verme, me daba asco mi cuerpo, mi cara, lo que era. Me caí de rodillas frente al inodoro y las lágrimas caían de mi rostro. No sabía que hacer. Quería sacar cada gramo de grasa de mi cuerpo, quería verme linda. Tenía trece  años y tomé una decisión que no estaba a la altura de mi edad: empecé a provocarme el vómito.
Así era cada vez que comía. No quería que mi familia ni mis amigos se dieran cuenta. Empecé a hacerlo a escondidas, en la ducha, en el baño del colegio... cuando estaba sola casi ni comía.
Así fue por casi un año y medio.
Mis vicios: La música, los cigarrillos y mi cuerpo.
No voy a decir que es el día de hoy que los superé porque no quiero mentir cuando escribo. Prefiero ser sincera, ya que es uno de los pocos lugares donde puedo hablar libremente. Hice promesas que no siempre cumplí y le fallé a personas que eran importantes para mí. Siempre es el mismo ciclo: prometer. No cumplir. Decepcionar. La confianza se fue afilando de a poco y llevó a otro recuerdo que no quise encontrar. Leerlo va a sonar raro y, aún mucho más, cuando tenga que escribir sobre él. Los vicios no solamente fueron físicos y existentes ya que me hice adicta a otra cosa: el sentir dolor.

"¿Sabes lo que vale la 
pena luchar?
¿Cuando no vale la pena morir?
¿ esto te quita el aliento?
¿ te sientes sofocado?
¿Pesa mas el dolor que el orgullo?
¿buscas un lugar para esconderte?
¿alguien rompió tu corazón?
Estas destrozado" 


21 Guns, Green Day

Vicios, Mariposas y un Fénix

Existe una criatura, sedienta de poder. Que hace cualquier cosa por lograr su objetivo. Siempre, en cualquier momento. Muchas veces es para bien. Hay momentos en los que es mejor no encontrarse con ellos. Si, esos que te carcomen la cabeza, que no te dejan pensar. Pueden haberte sacado sonrisas inmensas o habérte las borrado tan rápido que no te diste cuenta. Esa criatura son los Recuerdos.
Recuerdo: Imagen o conjunto de imágenes de hechos o situaciones pasados que quedan en la mente.
Según el Latín, la palabra "recordar" viene de "recordari", formado de "re" (nuevo) y "cordis" (corazón). Recordar quiere decir mucho más que tener a alguien presente en la memoria. Significa "volver a pasar por el corazón".
Mi vida es una constante montaña rusa, acompañada con arcadas que suben  y bajan por mi esófago y yo tiendo a tragar, volviendo a  sentir su horrible sabor. Literalmente, esas arcadas alguna vez fueron el helado que deseaba comer, el chocolate que queria probar o el licuado que quería tomar. Fueron esas cosas que me hicieron feliz. Puede ser porque traen consigo algún recuerdo, alguna vez que volví a pasar por mi corazón.
Tomé la decisión de empezar a escribir, ya que de alguna forma me atrevo a hablar sobre lo que muchas veces no me atreví a contar. No soy una persona muy comunicativa que digamos y soy de aferrarme mucho a las personas. Las pérdidas son algo que no puedo superar tan fácil. Ésto es un poco de mi historia. 
El título de éste libro hace referencia a mis experiencias en forma general. Se subdivide y muchas cosas cobran sentido a la medida que escribo. No es fácil para mi contarlas.
No quiero irme tan a las metáforas. Esto no es una carta como las que suelo escribir. Quise hacer algo diferente ésta vez y por eso me está costando tanto expresarme.

Volví a mi pasado por un momento y eso me está atormentando. De alguna forma, intenté recordar, pasar por mi corazón, buscando algo que me haga feliz y... encontré mil cosas que no quería recordar: Vicios, Mariposas y un Fénix.

domingo, 2 de noviembre de 2014



"Y voy a tragarme mi orgullo
Tú eres a quien amo
Y yo estoy diciendo adiós"