miércoles, 23 de diciembre de 2015

Capítulo XXX: Recordando

"Hacía mucho tiempo no escribía y creo que este es uno de los momentos más oportunos para hacerlo. Hoy me siento feliz. La mayoría de las veces me pasa que, cuando algo por fin me provoca felicidad, siento que estoy viviendo un sueño o porque me parece que lo es. En mis suelos es en dónde más feliz soy, capaz sea por esa la razón. Desde ayer que una sensación inmensa de alegría me llena el alma por completo. Todo empezó porque mi mejor amiga me invitó a su casa y no la veía desde hacía casi dos meses.
ya me había levantado bien ese día; pensando que mi vieja no me iba a dejar ir fui media hora antes y le dije "Ma, Vale me invitó a la casa ¿Puedo ir?" e inesperadamente su respuesta fue un "Dale. Cuando voy a buscar los papeles de papá, te llevo". Quise disimular mi expresión de felicidad hasta que terminé de bajar las escaleras y en mi cara apareció una sonrisa enorme de oreja a oreja. Me bañé, tomé mi guitarra y un paquete de galletitas, y esperé a que mi mamá estuviese lista. Se hicieron las 3:30 y yo había llegado a al puerta de su casa. toqué timbre, luego de bajarme del auto, y 5 segundos después escuché su risa y, al abrirse la puerta, me recibió con un abrazo de esos con sabor a "Te extrañaba tanto".
Aunque estuvimos sin luz toda la tarde eso no evitó que pasáramos un buen rato juntas. Nos sentamos en el patio sobre unas reposeras. Saqué la guitarra y entre tanto charlábamos de la vida y nos contábamos de todo, yo rasgueaba un par de acordes con ella. De charlas pasamos a chismes, ataques de cosquillas, psicología mutua y hasta hablamos del futuro; de lo que queríamos llegar a lograr y demás. Peor el momento que sin dudas casi me hizo llorar de felicidad fue cuando:
-Noah, Alay y Bastian se van a llamar mis hijos.
-Ellos van a ir a visitar a la Tia Vale cuando viva en Europa
-¿La Tia Vale?
-Si, porque mis hijos y los tuyos van a ser primos ya que nosotras vamos a ser hermanas para siempre
-Te amo Tanto hermana
-Y Yo a vos, mi amor


Luego de eso, un abrazo enorme seguido de un ataque de cosquillas protagonizaron el momento.

En la charla psicológica me recosté sobre sus piernas y las dos relajadas compartimos todo lo que fuimos con lo que somos ahora, es decir, discutimos y hablamos sobre los cambios en cuanto a nuestra relación. Recordamos el pasado oscuro de las dos: Cortes, cigarrillos, relaciones... nosotras.
Para cambiar de tema, le pedí que me cantara a ca pella una canción que ella quisiese. Como no se le ocurría ninguna, me dijo que yo decidiera. Lo primero que se me vino a la mente había sido "A thousando years". Esa canción ella me la había cantado el día que cumplí 15. Había sido, sin dudas, el regalo más hermoso de todos porque amaba (y todavía amo con cada  parte consciente de mi) su voz. (Sus ojos, su piel, su risa, su forma de ser. Todo de ella).
Se hicieron las 6 p.m. Nos pusimos a merendar y bailábamos al ritmo de la música de los vecinos. Cuando la guerra de fuerza bruta se declaró como empate y las amenazas de dañar los ojos con repelente se detuvieron, agarré mi guitarra otra vez y le pedí que cantáramos juntas la canción que ella quisiera. Entonces agarró su celular y, canción que ella reproducía, canción que aprendía (o no) en el momento y cantábamos juntas. La que sin dudas fue la que más disfruté fue "The a Team" de Ed Sheeran (Que a las dos nos gustaba). En ese momento, sentí que el tiempo no pasaba, que éramos solo Vale, mi guitarra y yo. Nada más. Estábamos en nuestro mundo.
Creo que hacía mucho tiempo que no sonreía por más de dos horas, pero esa tarde me provocó una felicidad que me duró hasta hoy y todavía no se había desvanecido. Me fui de su casa, aún sonriendo, y con un último abrazo me despedí diciéndole "Cuando vuelva, venía a casa. te lo prometo". Me subí  al auto, mi mamá saludó a Vale (mejor de lo que esperaba, ya que se había quedad con una horrible imagen desde lo que pasó) y nos fuimos. En el auto, mi mamá hizo un comentario que no esperaba escuchar "Es linda piba Valeria y además veo que te hace bien". eso fue lo que necesitaba para que mi felicidad llegara a más allá de sus límites y de lo que esperaba. No podía creerlo y cuando se lo contaba a mi geme me dijo "Como me gusta verte así de bien y además se nota que estás feliz. Seguí así, no decaigas".
Sin dudas entendí que, a pesar de todo lo que pudo llegar a pasar entre nosotras, Vale siempre va a lograr hacerme feliz y llenarme de vida con solo un abrazo. Sin dudas, me hizo sentir lo que no sentía hace muchísimo tiempo: Lo que es sentirse bien, feliz y con ganas de amar la vida (y a ella)"

27-1-14

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