sábado, 18 de abril de 2015

Capítulo XX: El Ropero

Y así como la muerte te llega de ante mano, la vida siempre te da una patada. Ésta es una historia sobre alguien muy cercano a mi, que se merece un espacio en éste relato de mi vida. Una amiga, una muy buena amiga, con una situación que nadie la puede entender, si no la vivió. Contada desde mi visión testigo e informada medianamente de lo que sucedió. Para respetar su privacidad, solamente la voy a apodar como suelo llamarla "Meli". 

Eran las 7:30 p.m de un miércoles de Marzo. El día estaba frío, tal y como se esperaba en éstas épocas. Una simple conversación con una pregunta como "¿Donde está Meli?". En el grupo solamente comentaban que había estado enferma y, por eso, había faltado al colegio. Pero, exactamente a las 7:34 p.m de ese mismo día, apareció su testimonio: "Aparecí adentro del ropero otra vez".  Desde mi punto de vista, no entendía muy bien que significaba. Ella solamente contestó "Una larga historia, no muy linda de contar".
Era ya jueves por la mañana, en la clase de política y ciudadanía. Había saludado a Meli a la entrada, preguntándole si estaba bien. Ella solamente me respondió con un simple "Si, no te preocupes". Terminada la explicación sobre la opinión pública y la visión de Mex Urtizberea sobre su artículo "Digan como", la profesora pasó a mostrarnos un documental, basado en 1977 con el tema de el derecho a la identidad en ésa época. Era demasiado largo para verlo en una sola clase, pero íbamos a analizarlo uno por uno. Meli estaba sentada detrás de mi, y me dijo "Si es el que pienso, ya lo ví. Es bastante fuerte". 
Empezó el documental, y el silencio invadió el salón. Todos estaban escuchando atentamente la historia de Tatiana. 

"Tatiana había sido criada por su papá y su mamá. Cuando había cumplido los dos años y medio, sus padres decidieron separarse. Su mamá se había mudado con ella. Se volvió a casar. A pesar de eso, su padre la iba a visitar cada vez que podía. Sus viajes se fueron complicando con el pasar de los años. Un día, su padre había desaparecido y nunca nadie supo más nada sobre él.
A pesar de que no era su padre biológico, Tatiana quería a su padrastro tanto como él a ella. Incluso, él le había confesado que, la amaba como si fuese su verdadero papá, aunque no fuese así.
Tatiana tenía seis años, cuando nació su primer hermanita, Laura. Su madre y su padrastro estaban felices, al igual que ella. Pero no se imaginaban que todo iba  cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
Una tarde, Tatiana y su mamá con Laurita en brazos habían salido a pasear. Pero, cuando doblaron en la esquina para regresar a su casa, Tatiana se quedó parada sin moverse. "¿Que pasa, Tati?" le preguntó su mamá. Ella no contestó. De la nada, vio como un par de hombres entraron, a la fuerza, a su casa. Pareciera que les estaban robando. Pero no sólo eso, sino que mucho peor. Tres hombres estaban apuntando al padrastro de Tatiana. Lo golpearon y lo encerraron en el baúl de un Chevrolet típico de aquella época en el '77. 
Uno de los hombres visualizó a lo lejos a Tatiana y a su madre. Ella inmediatamente sin pensarlo, la tomó del brazo, y caminaron lo más rápido que pudieron para alejarse de esa situación. Pese a eso, aquellos hombres no se dieron por vencidos y las siguieron. Su madre, con Laurita en sus brazos, trató de esconderlas a ella y a Tatiana detrás de una calesita en la plaza. Le dejó a la pequeña en brazos de la más grande y solamente dijo "Quedate acá, y no se te ocurra salir Tati. Cuidá a tu hermana y nunca la dejes sola". Tatiana estaba en estado de shock, viendo como apuntaban a su madre, la insultaban y la metían en un auto con los ojos vendados. Tatiana y Laurita se quedaron ahí, solas. 
En la comisaría, Tatiana no quiso decir una sola palabra, ni contestar nada de lo que la policía le preguntaba. Estaba muda, impactada por todo lo que había pasado. Solamente se encargaba de Laurita. Tocaron la puerta de la oficina. Era una fiscal. Tatiana la miró de re ojo, pero después apartó su vista de ahí. Nadie sabía que había pasado, solamente encontraron a ambas en el mismo lugar donde su madre las había dejado. Tatiana no emitía palabra alguna. La fiscal se acercó a ella. Tenía una actitud amable y comprensiva, pero aún así, Tatiana desconfiaba. Con palabras dulces le dijo "Hola Tati, soy la fiscal. Me dijeron que te encontraron sola con tu hermanita. ¿Nos podes contar que pasó?". Tatiana no reaccionó, solamente parecía ignorarla. La fiscal entendió que ella no iba a hablar, porque todavía estaba procesando lo que había pasado, tratando de entenderlo con sus 6 años de edad. "Mira, tengo una idea. ¿Que te parece si cambiamos a Laurita y vamos a un lugar más lindo? ¿Te gustaría?. Tatiana la miró y, con un leve gesto de aceptación, dejó que la fiscal tomara a Laurita y la acompañó fuera de la comisaría. 
La fiscal se encontraba en discusión con el juez, tratando de hacerle entender que era injusto que separasen a Tatiana de su hermanita. Terco y cabeza de perno como era de esperarse, el juez simplemente aclaró: "Puede pensar que soy un hijo de puta, una mierda y todo la porquería de éste mundo. Es su problema. Pero a la más grande la manda para Remedios de escalada, y a la beba a una casa Cuna". Esas fueron sus últimas palabras. Se retiró de la oficina, se detuvo un instante para ver a Tatiana y luego se fue por la puerta principal. La fiscal apareció unos segundos después. Se dirigió hacia ella y se sentó a su lado. Tatiana la miraba desconcertada, aún sin entendiendo nada. La miró diciendo "Mira Tati, esto es muy difícil, pero vas a tener que despedirte de Laurita.". Tatiana se resistió, no quería que la separen de Laurita. "Vas a ir a un lugar muy lindo, y ella también. Dale un besito así se va contenta. Se van a volver a ver. Lo Prometo". Tatiana no hizo más que largarse a llorar y, mientras las lágrimas caían de su cara, vió como su hermanita de dos meses, se alejaba de a poco.
Pasaron 6 meses. Por suerte, Tatiana logró adaptarse a la casa de niñas a donde la habían trasladado en Remedios de Escalada. Era el cumpleaños de una de ellas, y la preceptora le había organizado una fiesta con todas las demás nenas. De sorpresa, un payaso se presentó para entretener aquella tarde de música y juegos. Uno de sus primeros actos, necesitaba una asistente. Así que se dirigió a su querido público y, al azar, eligió a Tatiana para que lo ayudara. Él le pidió amablemente que se parara sobre un banquito de madera que estaba frente a ella. Tatiana obedeció, muy seria. Lo siguiente en el truco era vendar los ojos de la persona elegida. El payaso de acercó a Tatiana y le dijo "Bueno, ahora necesito que me dejes vendarte los ojos." pero, cuando se inclinó a ella para colocarle la venda, Tatiana se hecho para atrás, apartandola de su cara. "¿Que pasa Tati? ¿Por que no me dejas ponerte la venda? A ver, decime al oído, yo no voy a decir nada". Tatiana con voz suave y a punto de llorar le susurró "Así es como se llevaron a mi mamá".[...]
Eran las 5 de la tarde de un día nublado de Abril, y las huérfanas del hogar estaban despidiendo a una de las más grandes, que había sido transferida a otro lugar. Cuando Tatiana se distrajo un momento, pudo ver una cara conocida hablando con su preceptora: era aquella mujer que la había separado de su hermana y llevado hacia ese lugar. Pudo ver como la fiscal de menores se acercaba y ella se hacía la indiferente, no quería saber nada de lo que ella tuviera que decirle. La preceptora la corrigió diciendo "No seas maleducada Tati, saludá a la fiscal". Tatiana la miró y nuevamente apartó al vista con un simple "hola". La fiscal se inclinó hacia ella y le dijo "Te voy a pedir que vengas conmigo, necesito que me acompañes a un lugar para conocer a alguien". 
En la casa cuna, estaba ella: Laurita. Una pareja que no podían ser padres por problemas genéticos y de fertilidad, tomó la decisión de adoptar a una beba. Laurita había sido la afortunada. Ese día, habían tenido la entrevista final con el juez de menores, el cual era bastante terco y con un humor muy particular. Pero, por fil, tuvieron la aceptación y los papeles de adopción aprobados. Una enfermera hizo esperar a la pareja en la sala de espera, mientras traían a la beba para que los conociera. Y allí estaba, tan chiquita y vulnerable, sin ser consciente de todo lo que había pasado en ese tiempo. La mujer la tuvo en sus brazos, con los ojos a punto de llorar de la emoción, al igual que su esposo. De repente, Tatiana y la fiscal aparecieron por la puerta y, cuando Tatiana giró la cabeza, se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja. Se fue acercando a la pareja que sostenía a Laurita, quienes la miraron extrañados. "Tati, ¿Sabés quien es ella?" le preguntó la fiscal "Es Laura. Es Laurita, mi hermana". Dijo emocionada, mientras miraba  la bebé, con los ojos brillosos. "Ella es Tatiana, la hermana de Laura. A ellas la separaron hace seis meses. Creí que tenían dereecho a saberlo". AL oír ésto, tanto el hombre como su esposa quedaron anonadados. No podían separar a dos hermanas. Así que tomaron una decisión de corazón: adoptaron a Tatiana también. [...]
Era una tarde de sol, Tatiana estaba en la cocina jugando con su madre adoptiva, mientras Laurita dormía y su padre adoptivo estaba trabajando. Todo iba bien, hasta que una discusión, que no tuvo intenciones de ser para mal, terminó provocando que Tatiana revoleara el tablero y su madre adoptiva la mandase a su cuarto. Su orgullo no pudo sobrepasar su arrepentimiento, así que, dos segundos después, fue a buscarla. Repitió su nombre varias veces, pero no respondía. Al entrar a su cuarto, se llevó una gran sorpresa, Tatiana y Laurita no estaban allí. Desesperada, empezó a llamarla a gritos "¡Tati! ¡Tati! ¡Tatiana!". Recorrió toda la casa de arriba abajo. volvió al cuarto y escuchó un sonido que venía del ropero. Al abrirlo, vio a Tatiana sentada llorando, con Laurita en los brazos....

De repente, sentí que alguien salió corriendo detrás de mi, tan rápido como un corre caminos. La profesora de Historia se alteró, preocupada por no saber quien había sido. "¿Que pasó? ¿Quien salió corriendo?" preguntó, a lo que una de las chicas del fondo dijo "Profe, fue Meli, salió corriendo llorando". Nadie entendía nada, la profesora había salido disparada detrás de ella. Uno de los chicos de adelante detuvo la película. Yo estaba muy preocupada por Meli, quería saber que le estaba pasando desde el día anterior. Me levanté de mi asiento y me dirigí hacia el fondo, donde estaban sus amigas y tal vez tendrían algunas respuestas para aclarar mis dudas. Antes de que me sentara, la profesora Fraga le pidió a dos de ellas que por favor fueran a contenerla, ya que no se encontraba nada bien. 
Me senté con Camila a charlar un rato sobre el tema. A todo ésto, estaba muy preocupada por Meli. Cuando quise preguntarle, no podía creer las cosas que me tenían ignorada. Caí en una realidad en la cual no entendía lo que pasaba. Resultaba ser que su mamá había fallecido hacía ya casi 10 años, a causa de una muerte súbita. Yo sabía que ella había perdido a su mamá, pero no imaginé que fuera de una forma tan trágica. Además de todo, ella tenía problemas de cervical, lo que muchas veces le traía consecuencias. No se había aparecido en el ropero porque si, sino que había despertado dentro de él y, al final, había sufrido de un ataque de pánico. Cuando Tatiana apreció en el Ropero con su hermanita, pidiendo desesperadamente ir con su mamá, a Meli le trajo muy malos recuerdos de aquella noche trágica. Entonces, salió corriendo de forma desesperada. Todavía no podía creerlo.
Pasó el recreo y Meli volvió al salón. No hice más que abrazarla y brindarle mi apoyo, haciéndole saber que podía contar conmigo para lo que necesitase.
Experiencias como éstas me hacen recapacitar sobre mi y lo que pienso.
Me abren los ojos ante que cada persona esconde tras de si una historia, que teme ser contada o simplemente no quiere ser descubierta. Aprendí eso aquel día y sé que existe algo más allá de nuestros ojos: Un ropero lleno de secretos 

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