domingo, 15 de diciembre de 2019

Madrugada 1:34 - S.S

Cada vez son más los días
Que pasan y no te veo
Tanto que en mi crece el deseo
Y te extraño cada vez más

Hoy no quiero contarte
Todas las cosas que te haría
Disfrazadas en una poesía
Tan directa y audaz

Hoy, me siento a oscuras
Con una canción tranquila
Apago mi mente por un momento
Y te veo, junto a mi. 

Llevas puesto mi remerón
Con tu pelo recién lavado
Siento el temblor de tus manos
Veo como se te arruga la nariz.

Reís nerviosa, al igual que yo
Esta pasando súper rápido
Tanto que ni yo entiendo
Como terminamos así

Entre mimos y caricias
Entrelazados con un par de besos
Vos y yo, en mi piano
No quiero nada más.

Un romanticismo más allá
Del deseo carnal de nuestras pieles
Da paso a la melodía del encuentro
Que deseo eterno y sin final.

Me duermo en tu pecho
Tus dedos enredados en mi pelo.
Tus besos tiernos, hermosa adicción.
Me siento en paz, al fin. 

Hoy, te recuerdo así.
Estando lejos, te siento cerca de mi.
Con la esperanza de volver a verte
Y hacerte de nuevo, mi presente. 

                       -Scarlet







miércoles, 11 de diciembre de 2019

Brillos en Maestría - S.L

Vamos a ver
que escondo dentro de mi
cuando pienso en vos
y quieres que cante así, para ti.
Nunca hice algo más difícil


Creo que le erré al tono de mi voz
pero que más da
Todo es simple y perfecto
Cuando se trata de vos


Por favor, no mal interpretes
Lo que te voy a decir
Es que no encuentro otra forma,
de expresar lo que siento yo por ti.


Admiro la capacidad
Que tienes de hacerme sonreír
Cada vez que me miras
Aunque sea un rato
Volviendo de algún lugar.
Valoro la valentía
que llevas dentro
y el amor por lo que haces
En cada página de tu cuento.


Tal vez no fue nuestro momento
O yo decidí que fuera así
Eso no borra que yo
Sienta ésto por ti
Yo te amo,
Te amo y siempre será así.


Vivencio, sonrisas
Vivencio, temblor.
Vivencio, ojos
Vivencio,  ésta voz.

Vivencio, energía
Vivencio, fluidez
Vivencio, las ganas
de verte otra vez

Vivencio, volar
y luz que ha de deslumbrar
Cada vez que entras
A cualquier lugar.

Vivencio, alegría
Vivencio, explosión
Vivencio, locura 
de estar cerca de vos

Vivencio como el sol te envidia
Cuando brillas en Maestría

                                        -Scarlet

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Cebolla - S.S


De madrugada, con el alma cansada
De no sentirte cerca, tenerte.
Cierro los ojos, te busco.
Sos perfecta incluso en mi mente

Quiero entrar un rato en vos
Te percibo y mi cuerpo se altera
Al imaginar tu respiración
Cerca de mí, sirena.

Voy cayendo lentamente
Cediendo el control
Que con orgullo manejo
Hoy, lo pierdo en vos.

Relajo mis manos,
Que levemente se entrelazan
En tu cuerpo, tesoro sagrado
Despiertan mi instinto de caza.

Tiemblo al verte, al sentirte.
Tan despacio como un amanecer
Acercarte a mi cuerpo, mi templo
Soy tuya hasta en la piel.

Se derriban mis defensas
Ante el susurro de tu voz
Me despojo de todas mis armas
Me desarmo, de rodillas, frente a vos.

Tan imperfecta me siento
Tan perfecta que me ves
Soy todo lo que quieras que sea
Haz tuyo todo mi ser

                                  -Scarlet

viernes, 29 de noviembre de 2019

Uman - S.S

Aprender, de eso se trata.
Y aprehender, incluso
Entra en la ecuación.
De nuestra relación.

Fallé. Lo hice, y lamento.
A vos, a mi, a nosotras.
No todo es como pinté
En las acuarelas del cuento.

Me derrumbé al ser consciente
Que no estaba siendo fiel
A lo que nos prometimos
El cuidarnos mutuamente.

Respiro profundo,
Despejo mi mente también
lo primero que pensé es castigarme
Aunque eso no sanará mi piel.

Queda solo ocuparme
De lo que es importante
Borrar los prejuicios
Y que el miedo, me respalde

Te amo, más de lo que imaginé
Y te pido perdón por alejarme
Estoy agradecida por tu amor
Nadie me cuidó así antes.

                                         -Scarlet

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Red Vainilla - S.S

Pasó. Por fin.
Intensidad. Locura Salvaje. 
Aromas que generan sensaciones. 
Vos. Yo. El deseo latente.

Tiempo que era nuestro
En la inmensa oscuridad
Donde nos encontramos
Sin querer despedirnos más. 

A toda velocidad
Con tus sentidos sobre mi
Mis manos sobre vos
Nuestros cuerpos en sin fin

Tenerte cerca, me saca el apetito
Despierta en mi un hambre voraz
Las ganas de comerte en palabras
Y besarte hasta el alma, sin pensar.

Tus pupilas dilatadas,
El canto de placer,  
En tu cuerpo de sirena,
Donde brillaba la piel.

Hoy, te pienso de nuevo.

No hago más que desearte.
Perderme en tu cintura, en tus piernas
Volar, juntas, en una melodía.

Nos entregamos, ambas
Al elixir de nuestras fantasías.
Solo deseo  una cosa
Siempre ser tuya y vos mía. 


                                                                      -Scarlet







martes, 7 de mayo de 2019

Rezagos

5 de Mayo de 2019 según mi calendario. Es el momento que nunca pensé que iba a llegar.
No sé qué siento en éste momento, pero tengo una sonrisa enorme en mi cara. Salgo de casa a las 10:30 con la excusa de que tengo que cursar, cuando ya sabía que la profesora iba a faltar.
En el tren voy pensando que estarás haciendo, que es lo que te espera, cómo habrás tomado cada actividad. Tengo miedo de que lo que sientas sea tan fuerte que no puedas resistirlo. Me pongo en tu piel, yo ya estuve ahí y no la pasé nada bien, pero al final todo tuvo sentido.
Miro el reloj, son las 12. Me bajé en Lomas a la espera de reunirme con alguien. En ese momento tenía la cabeza en otro espacio. Fui a almorzar, esperando el mensaje que me confirmara lo que ya esperaba. Intentaba poner la mente en el aquí y ahora, y en la reunión con la persona que estaba teniendo. Pasamos un buen rato. Veo el reloj, 15:30 dejamos el restaurante y llega el mensaje “Si, llegas. Tranquila. Ya está todo”. La sonrisa seguía, pero el nerviosismo había aumentado. Era una mezcla de impaciencia con mucha mucha emoción. Era la primera vez que me había surgido la vieja sensación de querer prender un pucho para pasar el rato pero, fiel a mis nuevos principios, paré la cabeza y me calmé. No quise mandarte ningún mensaje, no quería invadir tu espacio, ni tampoco que sospeches lo que iba a pasar.
“Ay, amiga, si supieras todo lo que vas a vivir en sólo unos momentos”, pensaba yo. Mi cita se había terminado, y fui a esperar a la esquina con el equipo. Al primero que veo es a Nico, quien me saluda con un abrazo y me pregunta si estaba lista. El me mira, y yo aflojando tensiones y con lagrimitas en los ojos le digo “Creo que si”. Justo había llegado Sasha, quien fue mi gran contención, “Tranquila” dijo “Todo va a ser perfecto. Disfrútalo con ella”. En la puerta, me encuentro con Alex, quien me abraza y me dijo las últimas palabras justas “Ahora vas a poder verla volar”.
Subiendo las escaleras, me preparaba para lo que iba a volver a vivir, el momento que las marcó mi transformación, pero lo único que pensaba era cómo había llegado. Primer piso, me maquinaba  en que había existido la mínima posibilidad de que esto no se hubiera dado, y yo no me había enterado hasta hacia unos meses cuando todo ya había pasado. Siento que me recorre un escalofrío por toda la columna. Me digo a mi misma “Disfruta, ella está ahí”. Segundo piso, se me acelera la respiración, clara prueba de la falta de mi estado físico. Recuerdo cómo se dió el contexto en el que llegamos hasta acá, y tus palabras “Ya no tengo nada que perder”. Imaginaba la cara que ibas a poner cuando me vieras, ya que antes no pude estar presente de manera física. Tercer piso, no recordaba que era tan largo el camino a la puerta blanca, me cruzo a Andre que me había alcanzado. “Chiqui, yo estoy con vos. Tranqui”. Me agarró la mano y llegamos al cuarto piso. “El momento es ahora”.
Había mucha gente en la sala B, que seguro estaba experimentando sensaciones parecidas a las mías. Alex da el protocolo para llevar a cabo la actividad, y algunas indicaciones extra. Activan el audio, se escucha la voz del coach hablándole al primer grupo. Empezó la música y la puerta C se abrió.
Entramos todos, y yo no pude evitar buscarte. Mutando de lugar en lugar, te encontré luego de dar la vuelta a la sala. Me viste, te Vi con tu carita en la oscuridad. La canción que se escuchaba, que tanto marcó en mi, me despertó la necesidad de cantarla para vos. “Hoy vas a ser la mujer que te de las ganas de ser, hoy te vas a querer como nadie te ha sabido querer”. Veía como se te caían las lágrimas, podía imaginar lo que estabas sintiendo en ese momento. El protocolo nos obligó a salir de la sala por unos minutos, hasta que se dió la orden de ingresar nuevamente.
Entré prácticamente última, toda temblorosa. Te Vi, te abracé, nos tomamos de las manos y ya me sentí tranquila. “Ella está acá”.
Pasaron los grupos subsiguientes, hasta que llegó tu turno. Me explotaba el pecho de orgullo cuando hablabas por el micrófono “Soy una mujer fuerte, independiente, con coraje y que valora la vida”.
Había llegado la hora, ibas a volar, pero no sin primero dar tus últimos pasos sobre tierra. Y te Vi, llena de energía, llena de alegría, con una sonrisa tan grande que es imposible ponerla en palabras. Te Vi como la mujer que realmente eras, con ganas de disfrutar de la vida.
La música había terminado, y era la hora de abrir tus alas. Me sentí sola en ese momento, pero a su vez tuve la contención de mi prima y de varios compañeros de equipo. Estabas lista, era tu momento. Te dejaron caer, y yo empecé a llorar. La emoción se mezcló con un claro sentimiento de melancolía, de nostalgia, de empatía. Estar presenciando ese momento fue volver a vivir la Montaña rusa que me generó el tener que volar. Alex agarró mi mano, y me guío hasta tu cara. “Hacele muchos mimos. Que sienta que estás con ella”. A pesar de la oscuridad, te veía, porque ahora brillabas hasta en la más pesada y negra oscuridad. La música seguía sonando, y llegó el momento. “Volá alto, amiga. Volá". Me había terminado de quebrar por completo.
Quiero poner en palabras todo lo que me pasó por la mente en el transcurso que duró la canción. Primero, pensaba en el miedo que tenías el primer día, entrando a un mundo desconocido y raro el cual te hice conocer. Llena de preguntas, pero siguiendo por el mero sentimiento de curiosidad. Después me acordé el momento en que abriste los ojos y viste la luz, todavía contarlo me pone la piel de gallina. Y a lo último, se me hizo un flashback de todo lo que vivimos, juntas y separadas. El presenciar ese momento de tu transformación es algo que no me voy a olvidar nunca más en la vida. Te vi por lo que sos, una persona que tiene tanto por vivir, por lo que seguir, con todas las cualidades que te hacen un ser único y maravilloso, lleno de energía, de paz, de amor y valentía. Así te vi, disfrutando, entre tantas miradas, en ese momento mi atención estaba puesta en vos. Bajaste del vuelo y te recibieron con mucho amor y respeto. Abracé a mis compañeros, sentía que el corazón me latía muy fuerte. Sasha me miró y me dijo “Mirala, boluda, brilla. Abrazala fuerte”. Fui al encuentro de tu abrazo, y entre lágrimas y mocos atesoro ese momento como único. Incluso escribiendo ésto, medio que me sale llorar de nuevo.
Me tuve que ir corriendo, no pude quedarme al final.
Llegué a mi casa, me metí en la ducha y ahí estuve hasta las 11. Lloré, acongojada, como forma de liberación. Ese momento trajo a mi conciencia muchos rezagos, muchos sentimientos que creí ya haber procesado. Sentí que me había pisado un tren en hora pico, sentía que mis piernas me temblaban y mi mente se desvanecía. Así estuve por 20 minutos. En el Crear se me terminó de caer el último pedazo de máscara, y fue duro ver lo que quería evitar por mantener una fachada de superación. Venía de una semana dura estando en mi caja de nuevo, y descubrí que es el único lugar al que no quiero volver jamás.
Parte de ese suceso se basó en la sobre demostración de amor, el exceso de cariño desmedido, en querer ser dadora al 100% de nuevo por temor al rechazo, a que me dejaran de querer. Así me sentí desde que empezaste el Descubrir, no por algo personal en tu persona, sino por el hecho de que no quería fallarte. Pero después del sábado entendí, que no me necesitas. Estás encarando el tramo más hermoso y jodido de tu entrenamiento, en el cual vas a tener que llevar todas las herramientas que adquiriste a tu vida, durante 7 semanas, y es un proceso que tenés que afrontar con tu equipo, y con vos misma. Yo voy a estar para acompañarte en todo lo que necesites, pero tengo que dejarte volar. Me cuesta, amiga, te juro que me cuesta, porque es algo que vengo pensando desde que me contaste la historia de tu verano la última vez que nos vimos: la idea de que hoy no pudieras estar leyendo ésto me llenó la cabeza de preguntas. Y no, la responsabilidad de que ésto me pase no es tuya. Me di cuenta que siento por vos un cariño y un amor tan fuerte y sincero que la sola ocurrencia de que te pierdas a vos misma de nuevo, me aterra. Porque mejor que nadie entiendo lo que es tocar fondo hasta ese punto, y sin la lucidez de ese último segundo, quizás ninguna de las dos podría estar viviendo todo ésto.  
No sabía como contar todo ésto, así que simplemente hice lo que me salió.
Quiero verte alcanzar el cielo con todo lo que te propongas, quiero que logres todo lo que a tu mente se le ocurra. Y más que nada, quiero que nunca olvides que, en algún punto de ese camino, nos vamos a encontrar siempre para volar juntas. Te amo, y te lo digo en serio.

A volar, amiga.

lunes, 17 de diciembre de 2018

Tormenta Perfecta

Son las 2:25 a.m. se acaba de largar una tormenta fuerte. Pero parece ser un chubasco que va a cesar pronto. 
Te pienso de nuevo. Caigo en la cuenta que hace una semana estaba viéndote a los ojos, tomando lo que me quedaba de la cuarta birra. Si, lograste que me tomase cuatro pintas de algo que yo odio. Para ésta hora ya había empezado la locura, de la que no me voy a poder olvidar jamás. Estábamos besándonos frente a las puertas del cementerio, en una plaza donde de no pasar Absolutamente nada, sentía que había comenzado una revolución. 
Te pienso y me quiero convencer a mi misma de que ya pasó, y que te tengo que dejar de idealizar. Intentamos hablar a la mañana siguiente y no funcionó. Yo tampoco te quiero invadir.
Fuiste muy clara desde el primer segundo: no busco compromisos, soy una mujer libre.
Sabes que? Yo también lo soy. Pero es inevitable no pensar en vos, en tus ojos, en tus besos, en tus caricias, en todo lo que me decías, en lo bien que me hiciste sentir. Una catarata de emociones combinadas que formaron la tormenta perfecta que creía muerta hace muchos meses. Esa sensación que me lleva a querer animarme a todo, a cosas que nunca imaginé tener el valor de hacer.
Te pienso, veo una foto para acordarme de tu cara. ¿Cómo puede ser que una persona tan íntegramente perfecta, minuciosamente bella, se haya interesado en mi?. Quien sabe que te habrá llamado la atención de mi.
En el cielo escucho los truenos y pienso que al despedirte, había empezado a llover. Quiero intentar recordar la sensación y la energía que me transmitía el contacto con tu cuerpo. Mi piel se eriza. Fue tan sabroso como peligroso, un vicio difícil de controlar.
Te pienso, quiero saber de vos. Veo tus historias en Instagram. No, no lo hagas. No le hables. La vas a espantar como a todxs. Me armo la idea vaga de que soy muy diferente como para encajar en tu mundo, y soy la mayor cagona a la hora de enfrentarme a lo desconocido. Me mostraste una parte de vos qué me hizo sentir a pleno gusto, y salir de mi zona de confort es lo que suele agobiarme. 
Animarme esa noche fue la mejor decisión que tome en meses. ¿Y sabes por qué? Porque no me detuve a pensarlo ni un segundo. Simplemente me llevé por mis impulsos y lo hice. 
Y menos mal. 
Te pienso y recuerdo todas las veces que te dije lo hermosa que eras, porque no podía dejar de mirarte. Hasta en un punto me sentía una tonta mirándote dormir. Tenía tu cuerpo abrazado al mío, acostada en tu cama que estando el aire a 22° sentía que me moría de calor. Pero no me importaba. Yo solamente te miraba a vos y a los movimientos involuntarios que te provocaba lo que estabas soñando.
Te pienso y no te quiero pensar más. Porque entre más te pienso, más te idealizo. Entre más lo hago, más deformo y modifico el recuerdo que tengo de vos. Es la manera que tiene mi cerebro de crear el final ideal para una historia que no terminó cómo yo quería. Pero tengo que aceptar que no puedo planear lo que va a pasar de acá a que te vuelva a ver. Quien sabe si en algún momento vuelva a hacerlo.
Te pienso y hasta te detesto. Te odio, mira lo que hiciste conmigo. Salí de mi cabeza, Victoria. Salí. Déjame tranquila. 
No, mentira. No te vayas. No te quiero olvidar, pero quiero seguir con mi vida sin esperar que vos estés en ella.
Te pienso y hasta sonrio con ganas de llorar. La típica antagonia de que para ver un arcoiris se necesita algo de lluvia combinada con el sol. Sos un recuerdo hermoso de un momento que me va a quedar grabado como el tatuaje de la luna marina que tengo en la espalda, el que tanta curiosidad te dió. 
La lluvia se tranquilizó, pero no terminó.
Te pienso.¿Que voy a hacer con vos?. Tengo ganas de hablarte en una canción. Intento pero nada me gusta. Nada me cierra. Se me hace muy difícil no caer en lo que ya dije, en poner en palabras esta locura que siento. Desconfiguraste para bien mi propio Wonderland, tanto que me olvidé cómo escribir una canción con la que me quede a gusto. Algo se me ocurre pero no tiene forma. Supongo que en algún momento de la nada y sin razón, se me ocurrirá la palabra que cambie todo.
Escucho la canción a la que adjudiqué tu nombre, "Paperweight", con el deseo de algún día cantarla al volverte a ver. 
Te pienso, Victoria, todos los días. Ojalá no me olvides.
Uno, dos, tres truenos. Cuatro, cinco y boom. Se escucha la lluvia fuerte en el techo de mi habitación. ¿Y sabes que? Te sigo pensando.