viernes, 31 de julio de 2015

Capítulo XXIII: Ella

Pocas veces me sucede de quedar fascinada con una historia, aunque no sé si fue o no real. 

Una niña con un secreto peligroso y un fanatismo hermoso e inocente. Palabras que se incrementan cada día, un abecedario que crece y crece en una pared. Un himno que atormenta, una situación que enloquece. Fuego que quema sueños, balas que se llevan almas. Guerras y Cristales rotos. Te lastiman si dices lo que piensas, te matan si eres diferente. Frases mudas y unos brazos que abrazan los libros. Voces que se escuchan y personas que lo ven todo, Un significado de la palabra "esperanza" reflejado en unos risos dorados y unos ojos café. Su nombre era Liesel.

Ella, un personaje que un día, durante la Segunda Guerra Mundial en la ciudad de Himmelstrasse, Alemania, se convirtió en "La ladrona de libros". Juzgada por los demás niños, salvo su gran amigo Judy. Adorada por sus padre Hans y, aunque a veces no lo demostraba, también por su madre Rosa. En una época de crisis extrema, donde la comida era escasa y la milicia vigilaba cada movimiento de cada persona, las cuales temían que éstos recordasen su existencia siquiera, ¿A quién se le ocurriría robar libros?. 

Ella, sin conocimiento de lectura y totalmente analfabeta, pudo corregirse. Con ayuda de los libros, una tiza y una pared llena de palabras, logró aprender a leer y a escribir. Sentía gran admiración por su amigo Max, un judío que escapaba de las leyes y fue hospedado en su hogar. Cuando el ángel de la muerte estaba a escasos momentos de cumplir su meta, acariciando sus mejillas con sus tan frías manos, no se rindió. Liesel leía un libro para él todos los días, para que así siga viendo que estaba vivo. 

Ella, quién fue apañada por la esposa del Führer, la cual le dejaba leer todos los libros que ella quisiese las veces que quisiera, sin conocerla siquiera. Había sido separada de su madre, pero igualmente tenía la esperanza de volver a verla algún día. A medida que su conocimiento aumentaba, le escribía cartas para saber de ella. Ninguna de ellas fue respondida ni recibida. 

Ella, que odiaba y quería a su mejor amigo Judy a la vez, y estaba perfecto. Él solo quería un beso de su parte, pero temía recibir el beso de "La ladrona de Libros". Con su código de "Una vez si y dos veces no". Jugaron su última carrera juntos. Ella robaba libros, él en cambio robaba el cielo. 


"Él era el chalado que se había pintado de negro y había desafiado al mundo.
Ella, la ladrona de libros sin palabras.
Pero créeme, las palabras estaban de camino, y cuando llegaron, Liesel las sujetó entre las manos como si fueran nubes y las escurrió como si estuvieran empapadas de lluvia."


Ella. Con más valentía en su pequeño dedo que cualquier persona en el planeta. Alguien noble, inocente. Curiosa por las historias y las palabras encerradas en los libros. A pesar de que había logrado captar, amar y memorizar cada relato que ella había leído, fue su propio libro el que logró salvarle la vida. Un viejo diario como regalo de navidad, rellenado a puño y letra una noche que parecía tranquila. Al caer las bombas, ella estaba en su sótano dormida. Al despertar, todo era cenizas, se había derrumbado. Todo lo que amaba había muerto.
























Ella es una lección, una forma distinta de ver la vida. Una moraleja oculta detrás de un personaje. Una metáfora que necesita ser descubierta. 
Las palabras son las puertas del alma, reflejada en los ojos de quien las dice. Las palabras son lo que nos diferencia de un simple poco de tierra. Es el valor de la palabra lo que tiene el significado. 
Ella, la valentía hecha carne. Ella, dolida por múltiples pérdidas con tan solo 10 años. Ella, capaz de admitir el odio profundo que tenía hacia el gobierno, expresando todas sus ideas a pesar de las consecuencias. Ella es un ejemplo de que todos los días hay una oportunidad, y que la lluvia puede ser tan linda como un tibio rayo de sol. Ella, los ojos de un prisionero escondido en la oscuridad. Ella, alguien que puede que nunca haya existido y solo sea un simple personaje de un cuento, pero aún así, ella.

“ Write. In my religion we’re taught that every living thing, every leaf, every bird, is only alive because it contains the secret word for life. That’s the only difference between us and a lump of clay. A word. Words are life, Liesel.”

"Escribir. En mi religión nos enseñaron que toda cosa viviente, cada hoja, cada pájaro, solo está vivo porque contiene la palabra secreta de la vida. Eso esa es la única diferencia entre nosotros y un montón de tierra. Una palabra. Las palabras son vida, Liesel"

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