viernes, 28 de febrero de 2014

Volvemos

No sé por donde empezar. Siento algo, no sé que es. Bronca, enojo, llanto, tristeza, ganas de romper algo. Mucha ira hay dentro mío. Me tiemblan las manos, mi corazón late a mil por minuto. Estaba bien hasta hace media hora y de la nada, me siento como choco con una pared. Pero esta vez no fui la que choqué, sino que soy la pared. Es irónico porque hasta hace un par de días me sentía más fuerte, como si  pudiera superar estas cosas y no dejar que me afecten tanto. Pero no es así, esta careta no es de mi talla... no sirve para mi. ¿Para que seguir negando esto?. No puedo. No es un lindo cuento. No puedo tapar mi sufrimiento con momentos felices. Simplemente, llega un momento que esos se  desgastan y se hacen visibles. Mis demonios, mis fantasmas; como quiera llamarlo. Hoy hablé de vos, hoy te nombré. Pero no fue como siempre me pasa; siempre que hablo de vos se me ilumina la cara. Hoy me dieron ganas de llorar. No lo hice, pero ahora tengo ganas de hacerlo. No quiero, no tengo razones. ¿Que son? ¿Celos? no lo creo. Realmente siento que lo que me dijiste no fue lo que me hirió, sino que siento que nos estamos perdiendo. Lo que tenemos, esta relación de hermandad que tanto nos costó volver a formar. Siento un odio muy profundo, muy morbo, muy oscuro, muy espeso en el pecho. ¿POR QUE? ¿POR QUE DECIRME ESO? Aunque ya lo sabía. Pero hasta ahora no me importaba. Sentí que me despreciabas a mí y a todo lo que hice por vos. Me siento una idiota, dejando escapar lágrimas por algo sin sentido. Este odio me hace querer borrarte y no hablarte nunca más. No sé. A veces me haces bien, me llenas de vida. Me transmitís una alegría inmensa. Pero también me haces mal, me provocas un vacío en mí. Me dan ganas de correr y decirte todo lo que pienso en la cara, darme la vuelta e irme a la mierda. Pero sé que en vez de eso te voy a abrazar y a pedirte que no me dejes ir y que no te vayas. No tengo orgullo cuando se trata de vos y eso está mal. No puedo dejar que me domines aunque a veces no lo puedo evitar. Siento que me das mil razones para ser feliz y a la vez me das un millón para odiarte. No sé si es tu intención o no. Solamente sé una cosa: un paso en falso y podría volver a perderte. No quiero eso, no lo soportaría. Necesito alejarme de vos pero a la vez no quiero. Necesito borrarte de mi vida pero no puedo hacerlo. Te quiero, te amo, sos parte de mí. Sé que soy una insegura de mierda pero ¿De que me sirve guardar una bomba en mi corazón? Me siento una granada y en cualquier momento voy a explotar y a lastimarme a mí misma. Necesito sentir que me haces bien pero estoy remando contra la corriente equivocada. Y acá estoy, otra vez hablando de vos ¿Por qué siempre sos vos?. Esa es la pregunta. No puedo olvidarte, te llevo en la sangre. Soy una insensible de mierda. Me siento una egoísta. Pero volvemos otra vez a lo mismo. Volvemos a las noches de llanto, al masoquismo. Volvemos al 2012. Volvemos al año que te conocí. Volvemos a donde empezó todo y llegamos al 2013 donde todo se fue a la mierda. BASTA. Como si fuera tan fácil superarlo y decir "pasado pisado". Cada tanto quiero recordarte y me aturdo con nuestra canción y me hago una película con nuestros momentos más felices. ¿Para qué? Para ser feliz por al menos tres minutos. Siento que lo peor de todo no es que siento que te estoy perdiendo a vos, sino que me estoy perdiendo a mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario