miércoles, 16 de octubre de 2013

Rueda de la fortuna

Abro los ojos, una oscuridad inmensa invade mis ojos sin dejarme ver que hay a mi al rededor. Dos segundos después, una habitación blanca se hace presente al volver la visibilidad. Ahí estaba yo. No podía verme a mi misma, solamente veía mis manos y mis pies descalzos. Frente a mi, una puerta blanca que hacía juego con el resto del lugar. En ella, casi de manera invisible, una extraña rueda... una rueda de la fortuna. Sin uso de la razón, deje que la suerte decidiera por mi. Giré 5 veces la rueda, tratando de que la puerta se abra por fin. No funciono. Más bien, lo que menos pasó fue abrirse.
En un parpadeo, me encontraba en un lugar diferente, extraño pero conocido a la vez. En un acantilado, donde se observaba por debajo la orilla de un río, rodeado de piedras, con aguas tibias y cristalinas. Se podían distinguir a lo lejos la vista de las sierras y se sentía el viento cálido en mi rostro. Yo había estado ahí antes.
Una roca hizo que me tropezara y caí al agua. Asustada pensando que me iba a morir, ya no sentía más aquella hermosa agua de río. Mis ojos ardían, mi piel se volvía más resbalosa. Solamente veía un fondo azul, casi celeste con una línea de separación en el medio. Sentía como la presión hacía que se taparan mis oídos. Buscando poder respirar, distinguí el reflejo de una luz en la superficie y no hice otra cosa que ir nadando hasta arriba. No pude volver a encontrarme con aquel río. Ya no estaba allí.
Me encontraba en un patio, un patio cubierto. No había nadie ni nada. Pude distinguir una risa. Aquella me parecía demasiado familiar. Ya la había escuchado antes. Sentía que cada vez se hacía más y más potente, como si se estuviese acercando hacia mi. Pude sentir dos manos cubriéndome los ojos para jugar al juego de "¿Adivina Quien Soy?". Cuando aquellas salieron de mi rostro, ya no se escuchaba esa risa ni me encontraba en aquel patio cubierto. Me resulto muy raro el sitio donde me encontraba; una habitación, común, tres camas; una semi-cucheta y tres normales, una ventana y muchos peluches. Pude ver que había algo sobre una de las camas: Una guitarra, MI GUITARRA.
De la nada, una persona a la cual no la distinguí muy bien la cara, se apoderó de ella. Fue muy raro, porque me daba la impresión de que yo la había visto antes. Quise emitir palabras, pero de mi garganta no se escuchó más que un intento de grito, entonces la seguí. Baje por muchas escaleras tratando de alcanzarla. Me encontré con mucho más que eso.
De la nada, salía a un escenario que no era demasiado grande pero estaba en un lugar, donde había mucha gente que gritaba, gritaba mi nombre. Se empezó a escuchar una melodía y allí estaba mi guitarra. La tomé, pensando que podía seguir la canción. Quise hacerlo pero, de la nada, mi vista se oscureció.
Cuando la luz volvió a mis ojos, me encontraba, de nuevo, en aquella habitación blanca, con puerta blanca y aquella extraña rueda de la fortuna. Esta tenía un cartel luminoso que decía "Que tu suerte decida". Llego a tal punto que empecé a desvanecerme hasta terminar levantándome del sillón ubicado en mi play room, donde me encontraba con mi guitarra junto a mi. Lo más raro de todo eso fue que, YO LO HABIA VIVIDO ANTES

Desde un punto de vista, al ser la habitación y la puerta blancas, no se sabía con que me iba a encontrar. Por lo tanto, lo dejo "A la suerte" y en la rueda de la fortuna "La suerte decide".

La suerte me hizo volver a revivir lo que fueron mis últimos 5 momentos más felices en un simple flash de sueño.

9-2-13
25-6-13
19-7-13
21-9-13



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